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sábado, 28 de febrero de 2015

El Sentido de Urgencia vs las Urgencias sin sentido




La frase típica de toda empresa es "el sentido de urgencia" siempre usada bajo entornos en lo que todo es urgente y se requiere que las cosas estén para "ayer".

Sin embargo, ahí están confundiéndose conceptos. El sentido de urgencia tiene el espíritu lean incorporado. Es decir, se refiere a que todo lo que hagamos debe hacerse sin perdidas de tiempo. Evidentemente, ante varias tareas es donde aplica el criterio para priorizar aquello que es más crítico para la empresa (sea porque ofrece un mayor beneficio o nos expone a un mayor perjuicio).

De otro lado, el sentido de urgencia va de la mano con el compromiso que tengamos hacia nuestro trabajo, nuestra empresa y/o nuestro equipo.

El sentido de urgencia entonces está ligado al criterio y al compromiso de manera que ninguna tarea pase más tiempo del necesario en nuestras manos.

Ahora bien, lo que está sucediendo es que debido a la falta de planificación de las empresas se tienen "n" temas URGENTES. Y esas urgencias obligan al resto de áreas a "correr" para intentar compensar el tiempo perdido por la falta de previsión. Toda la inversión hecha en la etapa de PLANIFICACION nos ahorra el doble de tiempo al momento de la EJECUCION. De otro lado, todo lo que NO se invierta en la etapa de PLANIFICACION nos costará por lo menos el doble al momento de la EJECUCION (de ahí que la solución de esas urgencias sean costosas por el mayor consumo de recursos).

Así que no confundamos EL SENTIDO DE URGENCIA que es propio y característico de todo PROFESIONAL con las reiteradas  URGENCIAS SIN SENTIDO (*) que son propios de entornos donde no existe una cultura de PLANIFICACION.


En tu empresa se presentan URGENCIAS de manera recurrente? Si es así, ya sabes donde empezar a trabajar. Lo que deben combatirse son las causas y no las consecuencias.


-.-.-



(*) Urgencias Sin sentido porque de haberse planificado adecuadamente - considerando los lead times del caso - no serían una urgencia.

viernes, 6 de febrero de 2015

Gestión de Crisis, CRM y planes de contingencia


(Imagen: El Cenicero)

Lecciones para no perder nuestro negocio por un insecto...


Luego de que los reclamos vía redes sociales y medios informativos obligaran al cierre temporal de locales de la cadena Domino's, y a uno de Pizza Hut, se habla ahora del terrible poder de las redes sociales. Considero que más que el gran "poder" de las redes sociales ha quedado demostrado lo poco que se ha desarrollado – o comunicado - respecto a la gestión de reclamos (mas aun considerando que se trata de una franquicia). Es increíble lo mal que se canalizó el reclamo del cliente y como se dejo crecer un problema menor hasta llegar a la crisis de la que somos testigos (lejos de reconocer la falta se llegó al extremo de culparlo por el daño que le hacía a la empresa).

Me dirán que pedirle a las empresas locales que gestionen su relación con los clientes (CRM) es demasiado más lo cierto es que la CRM - así como la cultura organizacional - existe al margen que se acepte o no. Que no esté formalizada, que no sea explícita, que este a la deriva, que no haya uniformidad de criterios, etc., son detalles. Una buena CRM está ahí como el gran lazo que fideliza al cliente a fin de que siga comprando y promoviendo nuestros productos en su entorno. Y, de paso, evita que se convierta en un artero enemigo que empiece a captar adeptos para la competencia.

En la Universidad La Salle (Barcelona), allá por el 2008, tocando el tema del CRM se nos indicó que un cliente satisfecho mencionaba “posiblemente” su satisfacción respecto al producto o servicio con hasta 4 personas mientras que un cliente insatisfecho mencionaba, con toda seguridad, su malestar con al menos 10 personas de su entorno. Es decir, una relación de 10/4 respecto al peligro potencial de no INVERTIR en CRM. Y, eso fue antes de que las redes sociales permitieran que ese 10 se transforme en miles a más. Es decir, no prestarle atención al tema es como jugarse la ruleta rusa: puede que nunca te toque pero el día que lo haga se acabó tu historia.

Tiempo atrás conversaba con un gerente de una transnacional americana (papelería) y me comentaba que en dicha empresa contaban con manuales enviados por la casa matriz que contemplaban procedimientos detallados sobre que hacer ante escenarios extremos y en muchos de estos casos el procedimiento consistía simplemente en llamar a cierto contacto de la casa Matriz para recibir instrucciones. Tip: si no se tiene un procedimiento definido sobre como actuar ante estas situaciones y tampoco hay interés en desarrollar un plan de contingencia (porque las cucarachas sólo aparecen en la cocina de Domino´s) entonces al menos, vale la pena tomarse un tiempo para comunicar claramente a quién debe informarse en determinadas situaciones. Al menos así le dejan a alguien con criterio la posibilidad de salvar la situación. Como diría una colega: “a nada!”

Deja mucho que desear esta vulnerabilidad evidente, esta ausencia total de planes de contingencia, esta escasez de procedimientos - o la falta de difusión de los mismos - ante este tipo de crisis. Aunque es sólo una evidencia más de la ausencia de una cultura de planificación. Hemos tropicalizado el PDCA al básico Prueba y Error. Por qué? Porque creemos que hacer más es hacerlo mejor. Dejando de lado el hecho que hacer algo previamente planificado reduce la posibilidad de error.

Volviendo al manual, puede que SI exista y que no se haya comunicado o que, habiéndose comunicado no se hayan seguido las pautas, o que aún siguiéndolas igual el resultado fue pésimo. Es decir, contar con un manual no nos salva el cuello pues hay que bregar duro para que se siga el mismo; y, en caso de seguirse, tampoco nos garantiza que vaya a dar resultado. Pero, es mayor la probabilidad de salir airoso de una crisis manejándola bajo pautas pre-establecidas que reaccionando a último momento o dejando que cualquiera intente apagar el incendio.

Un plan no garantiza el éxito, sólo nos acerca.

Y eso ya es bastante!

-.-.-